miércoles, 12 de junio de 2013


Psicología Infantil


Los niños viven un periodo de rápido crecimiento y desarrollo que representa una clara diferencia frente a la relativa estabilidad de los adultos. Además de los cambios físicos asociados con la maduración, existen importantes cambios sociales, cognitivos y comporta mentales que tienen profundas repercusiones para la psicopatología infantil y su tratamiento.

La edad se presenta como uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta, en la consideración y pronóstico de una conducta infantil, dado que lo que puede resultar como absolutamente normal en una edad determinada puede que ya no lo sea en otra edad (pelearse, mojar la cama, miedos o actividad sexual). 
Conductas de este tipo son consideradas de un modo muy distinto y tienen un pronóstico diferente según la edad del niño que las manifiesta. De hecho la mayoría de los síntomas de los trastornos infantiles son comportamientos adecuados, o por lo menos típicos en las primeras etapas del desarrollo (hiperactividad, inquietud e incluso agresión).



LA INTERACCIÓN - PADRES-HIJOS

  1. Para mantener una buena relación es necesario que la comunicación sea buena y este siempre abierta.
  2. Hablar no lo es todo. Es mejor hablar en un tono de voz bajo pero que conlleve una consecuencia real.
  3. Las tácticas para desarrollar una buena comunicación deben adaptarse a la edad y madurez del niño/a.


Algunos consejos

  1. Préstale la máxima atención. Actúa como si tuvieras todo el tiempo del mundo y como si fuera un amigo tuyo el que tuviera un problema.
  2. Inicia la conversación. A veces les cuesta mucho arrancar.
  3. Puede que el niño/a diga que no quiere hablar en ese momento. Entonces respétalo/a y hazle saber que podrás hablar más tarde, cuando esté dispuesto/a.


Cómo hablar al niño/a

  1. Mírale a los ojos y fomenta que tu hijo/a también te mire así a ti. Si a tu hijo/a le cuesta puede ser útil jugar en otro momento al "Juego de las miradas ".
  2. No olvides elogiarle cuando lo haga.
  3. Háblale con voz firme y relajada.
  4. Utiliza frases sencillas. Y evita discursos.
  5. Explica a tu hijo/a los sentimientos que producen en tí sus acciones o actitudes en fugar de criticarle directamente.


Di lo que piensas y piensa lo que dices.


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