miércoles, 11 de septiembre de 2013

La timidez

La timidez es un estado anímico que afecta a las relaciones personales. Se la considera una pauta de comportamiento que limita el desarrollo social de quienes lo experimentan dentro de su vida cotidiana. No es una enfermedad. 1 Quienes la experimentan de forma total, la timidez se convierte en un estado de ánimo que está ligada a la soledad, aunque por esa condición son en ciertos casos discriminados y rechazados constantemente, se distinguen porque pasan más tiempo pensando, por lo que concentran más del 10% del cerebro que usan los humanos, incluso muchos de los más grandes filosofos como Voltaire, Jean Jacques y Zenón de Elea durante toda su vida fueron timidos.


Si la timidez se experimenta de forma frecuente y promueve una alteración de la normalidad del funcionamiento del sujeto y le impide mantener relaciones sociales abiertamente, mostrar todo su potencial, tomar decisiones, decir lo que piensa y otras acciones en un entorno donde estén involucradas muchas personas.
El tratamiento puede ser diverso, y va desde el entrenamiento de autoayuda con autoobservación y fijación gradual de nuevas conductas hasta la medicación reductora de la actividad ansiogénica del sistema simpático

Tratamiento
Terapia cognitivo-conductual
La Terapia cognitivo-conductual ha probado ser altamente efectiva, pues combina la modificación de creencias o cogniciones, y la modificación dirigida a ciertas conductas. Técnicas derivadas de la Terapia Cognitiva de Beck, la Terapia Racional Emotivo-conductual de Ellis, y la Terapia de Aceptación y Compromiso, utilizan métodos entre los que destacan
Desensibilización sistemática.
Entrenamiento en relajación.
Ensayo de conductas.
Exposición forzada.
Intención paradójica.
Terapia de programación neurolingüística
La programación neurolingüística por su parte, propugna un cambio en el lenguaje, evitando generalizaciones, omisiones y distorsiones. Trabaja con el modelaje de estados de éxito y excelencia, lo cual significa encontrar en la memoria del sujeto tímido, momentos en los que utilizó recursos de expresión adecuados, y generalizarlos a otras situaciones. También se sirve la PNL de la reconstrucción de la historia personal, el reencuadre, el anclaje y la modificación de submodalidades en la mente del sujeto, no sin antes considerar si su sistema de representación es preferentemente visual, auditivo o kinestésico.
Terapia breve
Algo similar hacen los terapeutas de Terapia Breve, quienes buscan los momentos de excepción en que la persona tuvo éxito, detectan las pautas que funcionaron y acrecientan dichos momentos hasta hacerlos dominantes en la vida normal del sujeto.
Entrenamiento de habilidad social

El entrenamiento en asertividad y habilidades sociales es muy útil, especialmente cuando el consultante tiene total convicción en que desea superar las tendencias pasivas e inhibidas de la timidez y adentrarse en nuevos estilos más productivos, aunque para ello deba pasar por retos difíciles durante un tiempo. En especial cuando ya pasó mucho tiempo




LA INFELICIDAD COMO ADICCION

Hay personas que a pesar de tenerlo todo se sienten profundamente infelices. Son una especie de barril sin fondo La infelicidad muchas veces viene dada por un estilo de pensamiento rígido y automático que no da chance a flexibilidades La infelicidad en muchos aspectos de la vida es la consecuencia de culpar al pasado de situaciones del presente

No existen personas infelices, lo que ocurre es que existen pensamientos infelices que la persona no filtra y sufre por ellos No existe nada que pueda producir más infelicidad que el acto repetitivo de pensar por lo demás Es imposible ser feliz si te das cuenta de lo que careces sin tomar en cuenta lo que tienes
La infelicidad es también derivado de un estado depresivo, pero la mayoría de las veces es solo un estilo de comportamiento

La felicidad es un estado mental, por lo tanto la infelicidad también lo es. Siempre dependerá de cómo asumimos los sucesos de la vida La infelicidad es una elección. Existen sucesos que pueden derrumbarnos, si nos paramos o no, lo elegimos nosotros Muchas personas son infelices solo por el hecho de no tener que hacer en su vida. Carecen de sentido de la vida
La infelicidad siempre es una emoción que te deja en solitario No se puede ser feliz son la concurrencia de personas que nos amen. La soledad puede ser feliz, pero solo un rato
Los deseos no causan infelicidad, ni siquiera su insatisfacción, lo que causa infelicidad es la incapacidad de desear Cada vez que criticamos en vez de alabar, envidiamos en vez de felicitar, odiamos en vez de amar, labramos el camino a la infelicidad

No se puede ser feliz cuando el pesimismo es la norma de tus pensamientos
Muchas personas son infelices solo por pensar demasiado. El ocio es el padre de lo infeliz
Hay momentos que nos hacen infelices, pero una persona con adicción a la infelicidad se queda en ellos
Cuando nuestra felicidad depende de la opinión de los demás sobre nosotros, será siempre fluctuante
A veces los seres que más amamos son aquellos que nos hacen infelices. Es una terrible paradoja de la vida que debemos resolver
Ser feliz no puede ser una meta, tiene que ser un proceso Si deseas ser feliz lo primero que debes hacer es creer que puedes serlo Las frustraciones de la vida hacen que temamos albergar esperanzas. El truco esta en ver la frustración como reto y no como muerte Asumir que los demás tienen que cambiar para tu poder ser feliz es la mejor invitación a la infelicidad Salir de la adicción a la infelicidad pasa por saber que estás enfermo de ella


Descubrir nuestra misión de vida, motivarnos a realizar cosas y asumir que el ocio es veneno son ingredientes para dejar la infelicidad
Baja Autoestima

Una persona con baja autoestima suele pensar de forma negativa sobre sí misma. Pero esto es lo bueno: Que la baja autoestima se sustenta más en creencias que en hechos y las creencias sí se pueden cambiar.
Aún sin proponérselo, dichas creencias van cambiando a lo largo de la vida, dependiendo de las circunstancias y experiencias que atraviese la persona.
Causas de la baja autoestima
Cada persona sigue su propio y único camino en la vida y, a través del mismo, va formándose su autoestima. El proceso suele ser gradual. La persona puede no darse cuenta de que está formando un poso de creencias negativas sobre sí misma.En esa construcción, la naturaleza innata de la persona juega un papel, pero las experiencias que atraviesa y las personas con quienes se relaciona influyen decisivamente.
Durante los primeros años de la vida, cuando la personalidad se está formando, algunas experiencias pueden dañar la autoestima. Y la persona, que aún no ha desarrollado las armas para enfrentarse a ellas, es quizás cuando comienza a sentirse poco valiosa.

Pero, también de adulta, la persona puede vivir experiencias negativas que afecten su autoestima.
Algunas experiencias susceptibles de alimentar las creencias negativas de una persona sobre sí misma son:
·         Ser víctima de abusos (sexuales, físicos o emocionales) y la pérdida de control asociada a ellos.
·         Haber visto desatendidas sus necesidades básicas en la infancia.
·         Fracasar en cumplir con las expectativas de sus padres.
·         Sentirse el “bicho raro” de la escuela.
·         Sufrir discriminación (por discapacidad, apariencia, estatus social o cualquier otra circunstancia).
·         Verse empujado por la presión social para seguir determinadas normas.
·         Sufrir acoso o bullying laboral.
·         Padecer enfermedades que condicionen sus actividades cotidianas o impacten en su calidad de vida.
·         Sufrir por la pérdida de personas importantes de su vida.
·         Sufrir por exclusión social y soledad.
·         Afrontar el desempleo o condiciones laborales precarias.
·         Etc.

Al atravesar experiencias dolorosas como ésas, la persona puede ir formándose esa opinión negativa sobre su apariencia, su inteligencia o sus capacidades.
Y, cuando ocurre algo que le hace recordar esas experiencias vividas, adopta una actitud negativa a la hora de enfrentarse a las nuevas experiencias.
Dependiendo de qué tan intensas y arraigadas estén las creencias negativas sobre sí misma, la persona puede sentirse mal o incluso fatal (por ejemplo, a la hora de hablar en público) y quizás trate de evadir ese mal trago.
Pero lo malo de escapar de esa experiencia es que la persona tiende a re-confirmar sus creencias negativas. Se hacen más fuertes, disminuyendo así la posibilidad de superar una situación similar en el futuro.
Se construye, pues, un círculo vicioso que parece indestructible, pero no lo es. Precisamente por lo que dijimos: se sustenta en creencias que se pueden cambiar.
Consecuencias de la baja autoestima
De una u otra manera, todas las áreas de la vida quedan afectadas cuando la persona piensa tan mal sobre sí misma. Veamos algunas de las situaciones más comunes…La persona con baja autoestima puede involucrarse en relaciones personales tóxicas, destructivas, porque no se da a valer para que sea tratada con el respeto y el amor que merece.
Respecto a su vida social, puede decidir no involucrarse en muchas actividades para evitar las críticas de la gente, que suele tomarse tan a pecho.En el trabajo, puede suceder algo parecido: que evite tareas por miedo a no hacerlo perfecto o, incluso, que deje de optar a algún puesto de trabajo por no verse lo suficientemente buena para el mismo.
Por otro lado, la baja autoestima también puede desembocar en comportamientos muy negativos como, por ejemplo, las adicciones. O, en algunos casos, llevar a una persona a desarrollar una personalidad violenta, para enmascarar sus vulnerabilidades.Si en lugar de esas creencias negativas, la persona tuviese una autoestima sana, no quiere decir que no tendría problemas ni que dejaría de vivir experiencias desagradables, pero sí tendría mejores armas para afrontarlas.

lunes, 19 de agosto de 2013



Fobia Social

Una fobia social es un tipo especial de miedo. Todos tenemos miedos a cosas como las serpientes venenosas, los perros rabiosos, las infecciones, los accidentes, aunque este miedo se traduce en un comportamiento de simple cautela frente a las situaciones de peligro y además el miedo AYUDA a estar alerta en la vida cotidiana en vez de INTERFERIR en ella de forma limitante y negativa. 

Hablamos de fobias cuando la intensidad con la que experimentamos el miedo frente a los distintos peligros es:
  • injustificado por la objetividad del peligro
  • inoportuno (no lo sentimos en el momento apropiado)
  • desmesurado (sentimos más de lo que deberíamos)
  • interfiere nuestra vida normal de forma innecesaria, y nos reduce nuestra capacidad de acción y goce.
Todos solemos experimentar incertidumbre, ansiedad e inseguridad al conocer a personas nuevas, pero una vez roto el hielo, la mayoría logra convertir esos encuentros en una experiencia agradable. 
En cambio las personas con fobia social experimentan un grado de ansiedad mucho más elevado en estas situaciones. 
Puede ser tanto el grado de ansiedad o vergüenza que se produzcan señales físicas delatadoras (sudor, temblor muscular y de voz, rubor, etc.) que nos hacen más vulnerables e inseguros y la situación social, en vez de convertirse en un tiempo aceptable en algo agradable se transforma en algo cada vez más desagradable, con lo que nos desanima a pasar esos malos tragos y utilizar subterfugios de evitación y control de estas penosas situaciones. 


El deseo que solemos tener todos de formar parte de los grupos sociales, ser valorados y apreciados se ve gravemente disminuido, con la consiguiente baja autoestima y complejo de inferioridad. 
Elementos más importantes de la fobia social:
  • Preocupación por llegar a ser el centro de atención cada vez que nos encontramos con alguien.
  • Temor a propósito de que alguien nos mire y observe lo que estamos haciendo.
  • Temor a que nos presenten.
  • Temor a propósito de comer o beber en público
  • Dificultad para manejarse en comercios y relaciones administrativas
  • Terror a dirigirse a un público o grupo de amigos
  • Aversión a realizar llamadas telefónicas y realizar gestiones
  • Dificultad para confrontarse en el trabajo o hacer reclamaciones (incluso si se tiene la razón y el derecho de hacerlo)
  • Las fiestas y reuniones son una pesadilla y el comportamiento de la persona que tiene fobia social consiste en ponerse cerca de la puerta o encargarse de discretas tareas que le permitan huir de la situación.
  • Tendencia a rehuir espacios cerrados donde hay gente
  • Sensación de que todos nos miran y nos desvalorizan
  • Temor a que nuestras intervenciones parezcan ridículas, pobres o inadecuadas. Miedo a 'quedarnos en blanco
La fobia social puede ser algo que -a diferencia de la fobia a las serpientes- se nos haga presente cada vez que nos vemos obligados a ser el centro de atención, o si nuestra profesión implica estar expuestos a personas desconocidas con frecuencia (vendedores, actores, músicos, maestros, etc.) 
También nos podemos ver obligados a hablar en público (en la escuela, reuniones de trabajo, amigos -cuando son un grupo grande-). 



Algunas fobias sociales acentúan el miedo a tratar con el otro sexo a extremos que producen graves dificultades para conseguir pareja. 
El miedo no es un estado emocional inmóvil, como un estado de tristeza o alegría. Se alimenta de:
  • Los estímulos temidos (estar en algún tipo de situación social que nos produce miedo)
  • La anticipación (imaginar las situaciones que podrían suceder y sentir el miedo 'como si' estuvieran sucediendo los acontecimientos temidos)
  • los mecanismos de evitación (aunque sea una paradoja el ALIVIO de subir por las escaleras AUMENTA el miedo a coger el ascensor de una persona con fobia al ascensor). Por lo tanto las conductas de 'precaución' como ponerse en un rincón, hablar poco, cruzar la acera, etc. hacen que sintamos MAS miedo la próxima vez.
  • Los pensamientos auto-críticos (del estilo "pareceré tonto/a", "debería hablar pero no se me ocurre nada". "estoy haciendo el ridículo", "parezco torpe", "me consideran inferior", etc.).
  • La falta de practica en expresión verbal (igual que la falta de ejercicio nos entumece) el expresarse DEMASIADO POCO, dificulta la facilidad y creatividad de comunicación.
  • El circulo vicioso que producen las experiencias negativas: como lo hemos pasado mal una vez tememos que la siguiente será igual o peor, con lo esta creencia hace de profecía que se auto-cumple y nos induce a estar más amedrentados e ansiosos la próxima vez, con lo que de nuevo alimentamos el temor para la siguiente ocasión.
  • La costumbre de 'repasar' y 'rumiar' lo sucedido: el no haber sido capaces de actuar con la soltura de los demás (el fóbico puede fijarse en la persona más popular y maravillosa para compararse con ella) nos genera desasosiego y ácida incomodidad personal, recordando cada uno de los pequeños detalles de impotencia y comportamiento penoso con la precisión de un latigazo, y de pronto aparecen iluminadas como por un foco las palabras y las cosas que DEBERÍAMOS haber dicho o hecho.
  • La propaganda negativa que hacemos sobre la imagen de nuestro Yo. A base de vernos torpes, inseguros, empobrecidos, poco interesantes, etc. un numero elevado de veces, entramos en la 'secta' de los 'no valgo nada', con lo que ya ni nos atrevemos a aspirar a las cosas sanas y bonitas que los demás nos parece que sí tienen derecho a tener (amor, admiración, amistad). Esto puede influir poderosamente en nuestras decisiones (aspiraciones laborales, proyectos, el tipo de pareja que nos parece adecuada, los derechos que creemos que nos merecemos, etc.) . 
  • La angustia como aparición 'maldita' e 'intrusa'. Nos angustiamos por la posibilidad de sentir angustia y al percibir que nos estamos angustiando sólo por pensarlo sentimos que es una angustia incontrolable. La angustia se convierte por sí misma en el peor enemigo -más allá incluso de las situaciones que empezaron a provocar. Tenemos miedo de tener miedo, y que además ese miedo sea visible y nos delate como miedosos dignos de desprecio.

Síntomas físicos
  • Sequedad de boca (junto a la idea de que uno se 'atrabancará', tartamudeará, toserá, no podrá hablar, etc.)
  • Palpitaciones (el corazón parece correr demasiado deprisa o irregularmente y eso producir desmayos, ataques cardíacos, mareos, o algún tipo de colapso)
  • Temblores de manos, pies o voz que pueden ser rápidamente observados y delatarnos como 'inferiores' o 'penosos' o 'impresentables'.
  • Sudor (en las manos que luego puede que tengamos que presentar en un saludo; sudor corporal que traspasa la ropa y nos avergüenza haciendo nos aparecer como 'indeseables' o 'repugnantes')
  • Rubor (angustia + sentimientos intensos de vergüenza)
  • Falta de concentración (que nos haga olvidar datos que queríamos decir o desorganice el curso del pensamiento de modo que no sepamos de donde veníamos o a donde queríamos llegar)



viernes, 16 de agosto de 2013


Depresión

La depresión es el diagnóstico psiquiátrico que describe un trastorno del estado de ánimo, transitorio o permanente, caracterizado por sentimientos de abatimiento, infelicidad y culpabilidad, además de provocar una incapacidad total o parcial para disfrutar de las cosas y de los acontecimientos de la vida cotidiana . Los desórdenes depresivos pueden estar, en mayor o menor grado, acompañados de ansiedad. Esta alteración psiquiátrica, en algunos casos, puede constituir una de las fases del trastorno bipolar.


El término médico hace referencia a un síndrome o conjunto de síntomas que afectan principalmente a la esfera afectiva: la tristeza patológica, el decaimiento, la irritabilidad o un trastorno del humor que puede disminuir el rendimiento en el trabajo o limitar la actividad vital habitual, independientemente de que su causa sea conocida o desconocida. Aunque ése es el núcleo principal de síntomas, la depresión también puede expresarse a través de afecciones de tipo cognitivo, volitivo o incluso somático.
En la mayor parte de los casos, el diagnóstico es clínico, aunque debe diferenciarse de cuadros de expresión parecida, como los trastornos de ansiedad. La persona aquejada de depresión puede no vivenciar tristeza, sino pérdida de interés e incapacidad para disfrutar las actividades lúdicas habituales, así como una vivencia poco motivadora y más lenta del transcurso del tiempo. Su origen es multifactorial, aunque hay que destacar factores desencadenantes tales como el estrés y sentimientos (derivados de una decepción sentimental, la contemplación o vivencia de un accidente, asesinato o tragedia, el trastorno por malas noticias, pena, y el haber atravesado una experiencia cercana a la muerte). 


También hay otros orígenes, como una elaboración inadecuada del duelo (por la muerte de un ser querido) o incluso el consumo de determinadas sustancias (abuso de alcohol o de otras sustancias tóxicas) y factores de predisposición como la genética o un condicionamiento educativo. La depresión puede tener importantes consecuencias sociales y personales, desde la incapacidad laboral (ya que se puede presentar un agotamiento que se verá reflejado en la falta de interés hacia uno mismo, o incluso el desgano para la productividad, lo cual no solo afectará a quien está pasando por la depresión, sino también a quienes lo rodean) hasta el suicidio. Desde la biopsiquiatría, a través de un enfoque farmacológico, se propone el uso de antidepresivos. Sin embargo, los antidepresivos sólo han demostrado ser especialmente eficaces en depresión mayor/grave (en el sentido clínico del término, no coloquial).
El término en psicología de conducta hace referencia a la descripción de una situación individual mediante síntomas. La diferencia radica en que la suma de estos síntomas no implica en este caso un síndrome, sino conductas aisladas que pudieran si acaso establecer relaciones entre sí (pero no cualidades emergentes e independientes a estas respuestas). Así, la depresión no sería causa de la tristeza ni del suicidio, sino una mera descripción de la situación del sujeto. Pudiera acaso establecerse una relación con el suicidio en un sentido estadístico, pero tan sólo como una relación entre conductas (la del suicidio y las que compongan el cuadro clínico de la depresión). Es decir, en este sentido la depresión tiene una explicación basada en el ambiente o contexto, como un aprendizaje desadaptativo.
Los principales tipos de depresión son:
  • Trastorno depresivo mayor
  • Trastorno distímico
  • Trastorno afectivo estacional
  • Depresión bipolar

martes, 13 de agosto de 2013


La Bipolaridad

El trastorno bipolar, también conocido como trastorno afectivo bipolar y antiguamente como psicosis maníaco-depresiva es el diagnóstico psiquiátrico que describe un trastorno del estado de ánimo caracterizado por la presencia de uno o más episodios con niveles anormalmente elevados de energía, cognición y del estado de ánimo. 


Clínica mente se refleja en estados de manía o, en casos más leves, hipomanía junto con episodios alternantes de depresión, de tal manera que el afectado suele oscilar entre la alegría y la tristeza de una manera mucho más marcada que las personas que no padecen esta patología.
Por lo general tiene expresión por un desequilibrio electroquímico en los neurotransmisores cerebrales. Adicionalmente, debido a las características del trastorno bipolar, los individuos tienen más riesgo de mortalidad por accidentes y por causas naturales como las enfermedades cardiovasculares. 


A pesar de ser considerado un trastorno crónico y con una alta morbilidad y mortalidad, una atención integral que aborde todos los aspectos implicados: biológicos, psicológicos y sociales, puede conseguir la remisión total de las crisis, de ahí la gran importancia de que el diagnóstico del afectado sea correcto.
El elemento básico para el tratamiento del trastorno bipolar es la toma de conciencia del problema, su conocimiento por parte del afectado y sus allegados mediante una psico educación adecuada que les permita hacer frente a las crisis sin temores infundados y con las herramientas más válidas; así como prevenir las recaídas. 

Los patrones de cambios del estado de ánimo pueden ser cíclicos, comenzando a menudo con una manía que termina en una depresión profunda. En ocasiones pueden predominar los episodios maníacos o los depresivos. Algunos de estos trastornos se denominan 'de ciclado rápido' porque el estado de ánimo puede cambiar varias veces en un período muy breve de tiempo. Otras veces se presenta el llamado "estado mixto", en el que los pensamientos depresivos pueden aparecer en un episodio de manía o viceversa.
Cuando el trastorno afectivo bipolar se presenta en niños menores de 5 años, generalmente aparece en su forma mixta.



"La Bipolaridad Es Mala Para La Salud Sobre Todo Para Los Que Te Rodean"

domingo, 4 de agosto de 2013


Imaginación

Es un proceso superior que permite al individuo manipular información generada intrínsecamente con el fin de crear una representación percibida por los sentidos de la mente. Significa que la información se ha formado dentro del organismo en ausencia de estímulos del ambiente.


En lo que respecta a «sentidos de la mente», son los mecanismos que permiten «ver» un objeto que se había visualizado previamente pero que ya no se encuentra presente en el ambiente. Cabe aclarar que cuando se imagina no se reduce solo al sentido de la visión, sino también a otras áreas sensoriales.
En el sentido anterior la imaginación tiene semejanza con el proceso de percibir. No obstante, la primera no se limita a la segunda. La imaginación es un proceso más abstracto, esto es, que no necesita de un objeto presente en la realidad (en ese instante), ella se sirve de la memoria para manipular la información y relacionarla de formas que no dependen del estado actual del organismo. Es decir, la imaginación toma elementos antes percibidos y experimentados, y los transforma en nuevos estímulos y realidades.



Los orígenes del estudio de la imaginación datan desde las reflexiones filosóficas. No obstante, su posicionamiento como materia de estudio científico, alejado de especulaciones metafísicas, se da con el nacimiento de la psicología experimental, pese a esto, se conserva como un componente psíquico lejos de ser descifrado. Es solo hasta finales del siglo XX y principios del presente siglo que la imaginación se toma como desafío para la investigación psicológica y neurocientífica, y los métodos conjuntos de neuroimagen y conductuales permiten vislumbrar hipótesis de cómo el cerebro imagina.